¿Dónde nace la automotivación? Esa fuerza tan real y poderosa que te lleva a realizar esfuerzos extraordinarios para conseguir tus propósitos. ¿De dónde viene ese sentimiento de sentirse capaz? Nuestra voz interior es la responsable.
Esta voz, la de la automotivación, tiene el poder para conseguir que hagamos esas acciones cotidianas que más nos cuestan, como ir al trabajo, estudiar, dar un paseo… También nuestra mente, nuestros pensamientos tienen la fuerza suficiente para entusiasmarnos y alimentar la pasión con la que comenzamos el camino hacia nuestros objetivos. Se calcula que, como promedio, la mente procesa 60.000 pensamientos al día. Es decir, unos 40 pensamientos por minuto. Pensamos y reaccionamos mentalmente ante circunstancias o momentos que vivimos dependiendo de innumerables variantes emocionales. Muchos de estos pensamientos pasan inadvertidos, a otros intentamos retenerlos cuando tratan de escapar y otros, sin darnos cuenta, se convierten en parte de nuestra realidad.
Comenzamos desde muy pequeños a formar opiniones sobre nosotros y nuestro entorno. La opinión se define como idea, juicio o concepto que una persona tiene o se forma acerca de algo o alguien. Las opiniones son respetables, provienen de la diversidad de cada individuo. ¡Eso no significa que cada opinión sea una verdad! Objetivamente, es imposible acertar en esos 60.000 pensamientos de los que hablábamos antes. Simplemente son juicios personales, sin garantía de validez. Muchos de estos pensamientos y opiniones nos ayudan a reflexionar, a inspirarnos, forman parte de la automotivación… otros nos sabotean alejándonos de nuestro bienestar, convirtiéndose en factores que desmotivan.
Automotivación y factores motivadores
Sin embargo, para esos “factores desmotivadores” existen otros que nos motivan, que nos impulsan y que nos hacen sentir capaces. ¿Cómo crear ese impulso con el que influir positivamente en nuestro estado de ánimo? ¿Cómo hacer que nuestros “factores motivadores” pesen más? ¿Cómo sentirnos capaces sin necesitar voces externas?
Vamos a fomentarlos y crear esa automotivación tan necesaria para afrontar cualquier reto que te propongas en tu vida:
Diálogo interior
Para no recibir cualquier pensamiento como una verdad inamovible, crea un diálogo interno sano. Necesitamos diferenciar que pensamientos nos ayudarán en nuestras metas. Sí, al principio cuesta un poco. Puedes crear un personaje imaginario, ponle nombre y dialoga. Algunas veces tendrás que ponerle límites, otras calmarle… pero con el tiempo conseguirás crear una amistad que durará toda la vida.
Toma conciencia de tu estado anímico
Vivimos dentro de nuestros estados anímicos, algunos más productivos y constructivos que otros. La autocompasión te ayudará a sobrellevar momentos difíciles, sabiendo que cuando lo decidas tienes herramientas para cambiarlos. Practica ejercicios que conecten tu mente y tu cuerpo, como Yoga o Mindfulness.
Trabaja tus valores personales
Los valores personales son convicciones profundas que determinan tu manera de ser y orientan tu conducta. Cuando se pasan a la acción y al comportamiento son muy poderosos. Para cada “factor desmotivador” existe un valor personal que equilibra, que te empodera.
Crea una actitud positiva de aprendizaje
Eres de este mundo, si lo que queremos es automotivación, la búsqueda obsesiva de la perfección no ayuda a largo plazo. En este sentido, una actitud positiva ante el aprendizaje contempla el error como parte del proceso. Aprendes y te adaptas. En el momento que aceptas tu imperfección das el primer paso hacia la excelencia.
Trabaja la excelencia
Cuando trabajamos esta habilidad como un hábito, comienza la satisfacción de alcanzar aquello que deseas sin comparaciones; no necesitas competir con nadie, pues la excelencia busca que mejores día a día. Con exigencia, pero también con comprensión.
Confía y ten fe en ti
Confía en ti, empieza poco a poco. No porque en el pasado lo intentaras y no lo consiguieras, significa que ahora no puedas conseguirlo. Ten fe, pues en cada momento, lo hacemos de la mejor manera que sabemos, de otra forma en ese momento, es imposible.
Recuerda algo importante, la automotivación nace de tu interior, construyendo desde las fortalezas y virtudes que todos y cada uno de nosotros tenemos. No desistas al primer intento, ni al segundo, ni al tercero… A cada paso que des, demuéstrate que puedes mejorar. No te infravalores. Los errores estarán presentes en tu vida, de ti depende convertirlos en un aprendizaje valioso. Mientras tengas la voluntad de trasformarlos en fortalezas jamás existirá el fracaso.
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