¿Qué sientes cuando suena el despertador por la mañana: entusiasmo o apatía? Si eliges la segunda opción, no estás solo. De hecho, entre el 55% y el 80% de las personas consideran su trabajo como una obligación, no como una actividad en la que disfruten, según sostiene Emiliana R. Simon-Thomas, Ph. D. y directora de Ciencias en The Greater Good Science Center, en el artículo The Four Keys to Happiness at Work. Si a menudo te despiertas con la segunda respuesta en la cabeza, es hora de poner en marcha técnicas que eleven tu motivación laboral y te permitan seguir creciendo en tu carrera profesional.
Concepto de motivación laboral
La motivación en el trabajo consiste en “el proceso mediante el cual las personas, al ejecutar una actividad específica, desarrollan unas capacidades que conducen a la materialización de ciertos objetivos para satisfacer necesidades y/o expectativas”, según la definición recogida por N. Delgado en Los estilos de enseñanza.
Estos esfuerzos dependerán de la mayor o menor satisfacción recibida, o dicho de otro modo, tu conducta futura será una u otra en función de si valió la pena o no la dedicación. Según Javier Mahillo, profesor de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) especializado en temas educativos, la motivación laboral es “el primer paso que nos lleva a la acción”. Sin ella, las personas no funcionan, ni avanzan, ni mejoran.
De ahí su importancia en el ámbito profesional, donde aspectos como la relación con los superiores, el reconocimiento, las oportunidades de crecimiento, el ambiente de trabajo y la flexibilidad laboral conforman el top 5 de los elementos que influyen en la motivación de los trabajadores, tal como se refleja en The 2019 Employee Engagement Report de TinyPulse.
Tipos de motivación en el trabajo
Ahora bien, siguiendo lo que plantean los investigadores Edward L. Deci y Richard M. Ryan en su libro Self-Determination Theory (teoría de la autodeterminación) (2017), existen dos tipos fundamentales de motivación laboral:
Extrínseca: se produce cuando el impulso hacia la acción se genera por factores externos, como un aumento del salario, un ascenso o el reconocimiento público.
Intrínseca: es aquella motivación que nace a partir de factores internos, es decir, cuando te esfuerzas por conseguir algo por mera satisfacción personal.
Ambas fuentes motivacionales tienen un impacto en la implicación y satisfacción laboral. Sin embargo, ya que la motivación extrínseca se produce a partir de un incentivo que escapa a tu control, lo recomendable es centrarse en la intrínseca, trabajando los estímulos internos que sí puedes gestionar por ti mismo.
¿Por qué es importante ir con motivación al trabajo?
La razón para centrarse en este aspecto es que, cuando cuentas con motivación, te beneficias de importantes ventajas, entre las que destacan:
Eficiencia. Cuando un proyecto te apasiona, no te importa volcar tus conocimientos y tiempo en él, de modo que el trabajo resulta mucho más eficiente.
Eficacia. Del mismo modo, si sientes satisfacción en tu empleo las probabilidades de alcanzar los objetivos propuestos se disparan.
Productividad. Dada esta mayor eficiencia y eficacia, cuando hay implicación en tu trabajo, tu productividad se eleva un 12%.
Energía. Igualmente, contar con un objetivo apasionante es sinónimo de entusiasmo y energía. ¿A que te sientes más vital cuando tienes por delante un reto que te gusta?
Gestión del estrés. Si estás en un estado de desmotivación, cualquier obstáculo parece insalvable; en cambio, la motivación te permite tener una perspectiva más positiva, entendiendo los impedimentos como oportunidades y gestionando mejor el estrés.
Relaciones interpersonales. Entre las ventajas de la motivación laboral también cabe citar que aumenta la colaboración y el trabajo en equipo.
Éxito laboral. Como consecuencia de todo lo anterior, si la motivación laboral es alta, la tasa de éxito que conseguirás es a su vez superior.
7 técnicas para aumentar la motivación laboral
Mantener un nivel de motivación laboral óptimo no siempre es fácil. Numerosos elementos externos pueden influir en tu estado de ánimo o la propia monotonía puede ir mermando poco a poco tu implicación. La falta de nuevos retos o el estancamiento en la jerarquía empresarial suelen ser importantes bloqueadores de la motivación.
Incluso tú mismo, especialmente si eres mujer, puedes dinamitar tu entusiasmo a causa del llamado síndrome del impostor, ese sentimiento que te hace creer que no mereces tus logros y pronto te ‘descubrirán’. Por eso es importante que practiques con asiduidad técnicas para mejorar tu motivación laboral. ¿Cuáles son?
1. Encontrar una ‘pasión’
Dedicarte a algo que te apasione es sin duda el mejor aliciente para un profesional. A esto se refería Confucio cuando decía: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”.
En este sentido, realizar una actividad por vocación tiene muchos efectos positivos que repercuten en el bienestar psicológico a largo plazo. Para descubrirla, plantéate cuestiones como qué te gustaba hacer en tu infancia, cuáles son tus deseos, qué legado te gustaría dejar, a quién admiras y qué objetivos merecerían cualquier sacrificio por tu parte.
2. Aceptar nuevos retos
Los seres humanos tienden a evitar los riesgos para garantizar su seguridad. Es algo que llevan haciendo millones de años. Pero la estabilidad también tiene su lado negativo: la rutina provoca un desalentador estancamiento personal y profesional.
Si quieres superar esta situación, Robert M. Yerkes y John D. Dodson, clásicos autores de The Relation Of Strength of Stimulus To Rapidity Of Habit-Formation (1908), ya aconsejaron experimentar cierto grado de ansiedad al que denominaron nivel de “ansiedad óptima”. ¿Cómo? Saliendo de tu zona de confort y aceptando nuevos desafíos. Una meta que te será más fácil de asumir si amplías tu formación e incorporas nuevas habilidades que hasta ahora no dominabas y que te ayuden a impulsar tu carrera.
Por ejemplo, en las Becas Santander Women | SW50 Leadership - London School of Economics podrás mejorar tus competencias en negociación y prepararte para ejercer roles de liderazgo. En concreto, a partir de un programa online de ocho semanas dirigido a mujeres de una gran variedad de países e industrias que cuenten con más de 10 años de experiencia profesional, podrás impulsar tu carrera, gracias al aprendizaje y conocimiento sobre el liderazgo de equipos.
3. Aumentar las relaciones interpersonales
¿Sabías que, según Gallup (2018), contar con un amigo en el trabajo hace que tu motivación laboral se dispare un 50%? Como seres sociales, las relaciones interpersonales tienen un importante impacto en el estado anímico de las personas.
Si tienes compañeros con los que mantienes un vínculo de confianza o construyes una red de contactos en la que apoyarte en el ámbito profesional, siempre podrás contar con ellos para animarte en esos momentos más críticos o darte el empujón que necesitas para emprender nuevos retos.
4. Practicar el optimismo
El optimismo está relacionado con una mayor satisfacción y bienestar. “Afrontar todos y cada uno de los momentos del día a día, los buenos y los no tan buenos, con una actitud optimista y siendo positivo, te ayudará a ser más feliz, a mejorar la calidad de tus relaciones sociales, y estar más a gusto contigo mismo”, apunta Carolina G. Nombela en el artículo de Forbes Por qué debes ser optimista en tu trabajo.
Si te encuentras bien, te resultará más fácil conseguir tus metas e impulsar tu motivación. Además, las emociones son contagiosas, así que tu optimismo se extenderá al resto de tu círculo, generando una espiral de beneficio mutuo.
5. Desconectar
Aprende a desconectar. Muchas veces, tu hartazgo no tiene más fundamento que el mero cansancio que sufres por no encontrar un equilibrio entre vida laboral y personal. Según el Estudio sobre conciliación y familia (2019), de Suavinex, el 62,4% de las mujeres afirma que tiene problemas para conciliar la vida personal, familiar y profesional.
De hecho, esta falta de desconexión genera sensación de hastío, apatía, estrés… En definitiva, desmotivación, así que, ¿has probado a pedir unos días libres? ¿O irte de vacaciones? ¿U organizarte mejor para no tener que alargar en exceso la jornada laboral?
6. Organizar y planificar
De igual modo, si el caos impera en tu día a día, empieza a cambiar de hábitos, porque el orden y la disciplina también contribuyen a mejorar tu motivación laboral.
Las personas con una alta autodisciplina y organización son más felices. Esto se debe a que, gracias a esta planificación y orden, vas a ser más eficiente, evitando la sobrecarga, que a la larga se convierte en desmotivación. Además, serás capaz de gestionar los conflictos y de tomar decisiones más rápidas y racionales.
7. Ampliar las habilidades y competencias
Por último, para afrontar esta renovación, es esencial que adquieras capacidades de forma progresiva a lo largo de toda tu carrera, buscando programas que se adapten a tu situación y tus necesidades. Un claro ejemplo de este tipo de formaciones es la que ofrece Banco Santander a través de las Becas Santander Women | W50 Leadership - London School of Economics.
De este modo, cuando incorporas nuevas habilidades y competencias aumentas tus opciones laborales y, al mismo tiempo, te sientes con el conocimiento suficiente para embarcarte en nuevos proyectos. Pero independientemente de ellos, la mejora de capacidades te hará sentir mayor plenitud personal, lo que afectará positivamente a tu motivación intrínseca.
Este hábito de “reciclaje” lo llevan a cabo más mujeres que hombres. Así, una investigación desarrollada por Zenger Folkman en 2017 evidenció que en los primeros años de la vida laboral no existe diferencia de género significativa. En cambio, conforme avanza la carrera laboral, las mujeres profesionales mantienen el nivel de mejora continua, mientras que ese interés por el desarrollo constante disminuye en el caso de los varones.
Referencia: Santander
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